Huerta: consejos para producir en otoño-invierno
Desde el INTA brindan pautas a tener en cuenta para el inicio y el manejo de la huerta agroecológica durante la temporada más fría del año. Fechas de siembra, profundidad y cantidad de semillas, ubicación y protección de las plantas y conservación del suelo, entre los temas destacados.
Cada vez más ciudadanos se animan a producir sus propios alimentos en una huerta. A fin de acompañar esta tendencia en crecimiento, desde el INTA, brindan una serie de pautas para el inicio y el manejo de la huerta agroecológica de la temporada otoño-invierno. Fechas de siembra, profundidad y cantidad de semillas, ubicación y protección de las plantas, entre los temas destacados.
Las recomendaciones para fueron elaboradas por Verónica Mautone, especialista en agroecología de la Dirección Nacional Asistente de Transferencia y Extensión del INTA
1. Fecha de siembra
Cada especie tiene su calendario de siembra y esto depende de la zona. A medida que nos retrasamos en la fecha de siembra corremos el riesgo de que se presenten adversidades climáticas para el normal crecimiento y desarrollo de las plantas. Es decir, podrá repercutir negativamente en el órgano a formar y en el tamaño final del producto a cosechar.
Con respecto a las hortalizas más apropiadas para sembrar en esta época se encuentran la acelga, achicoria, ajo, alcaucil, apio, arveja, cebolla y cebolla de verdeo. Así como el cilantro, espinaca, habas, hinojo, lechuga, perejil, puerro, rabanito, remolacha, rúcula y zanahoria.
2. Profundidad y cantidad de semillas
Dependerá del tamaño de las semillas. Las más pequeñas como la lechuga, hinojo o apio se siembran al voleo por toda la superficie, mientras que, las más grandes, como las habas y arvejas, se siembran a golpe colocando dos semillas por orificio.
Es recomendable que la profundidad de siembra sea de 2 a 3 veces el tamaño de la semilla.
Luego de la siembra, es necesario un riego generoso.
3. Ubicación
Factores a tener en cuenta:
- Cantidad de horas de luz solar directa: cuanto mayor cantidad de horas de luz solar directa, mejor será el crecimiento y desarrollo de la planta.
- Disponibilidad de agua en la cercanía y las características del suelo: un buen drenaje y contenido de materia orgánica, mediante abonado, favorecerá el adecuado crecimiento y desarrollo del cultivo.
- Atención con la presencia de animales domésticos u otros. Cercar la huerta con algún material como pueden ser cañas, alambrado o maderas, para evitar el acceso de los animales en la huerta.
4. Distribución de cultivos
Tener en cuenta dos prácticas agroecológicas al momento de distribuir las especies en la huerta: la asociación y la rotación de cultivos.
La práctica de asociación consiste en combinar, de manera simultánea, cultivos de distintos requerimientos de nutrientes según el órgano de cosecha (raíz, hoja o fruto); el tamaño final de cada planta (para evitar el sombreado de unas con otras) y la familia botánica a la que pertenecen (evitar combinar especies de la misma familia).
La práctica de rotación se basa en alternar plantas de diversas familias botánicas y con distintas necesidades nutritivas, en un mismo lugar durante distintos ciclos, evitando que el suelo se agote y que se perpetúen las enfermedades que afectan a un tipo de planta. Es importante incorporar alguna leguminosa como puede ser habas, porotos, arvejas o vicia, para mejorar la fertilidad del suelo.
5. Suelo: un aliado clave
Mantener la fertilidad del suelo para un buen crecimiento de las plantas y para un manejo sustentable de los recursos. Incorporar abonos orgánicos como el compost o lombricompuesto, técnicas que ayudan a mejorar la estructura del suelo y a aumentar el contenido de materia orgánica, necesaria para el crecimiento de las hortalizas.
Cubrir el suelo con material vegetal o acolchado (mulching). Consiste en cubrir el suelo desnudo con algún material orgánico económico y fácil de conseguir, como puede ser pasto seco o verde u hojas secas que caen en la temporada otoñal.
“Esta práctica conserva la humedad y protege al suelo de la desecación, de la erosión causada por las lluvias y el viento, y favorece el control de malezas al no dejarlas crecer por falta de luz solar”, puntualizó.
Fuente consultada: INTA