Coronavirus: denuncia por tratamiento inadecuado de residuos patogénicos

En el marco de la emergencia sanitaria, la denuncia de una ONG respecto al manejo monopólico del mercado de tratamiento de residuos de hospitales e industrias, alerta sobre prácticas que podrían generar focos de infección sin control.

La denuncia realizada en diciembre pasado por la ONG “Asociación Inquietudes Ciudadanas” respecto al accionar en el país de la compañía de origen norteamericano Stericycle, que opera principalmente con residuos de grandes clínicas y hospitales (del sector público y privado) además de consultorios médicos y laboratorios entre otros, cobra otro relieve en medio de la pandemia al alertar acerca de la disposición final de residuos patogénicos que podrían estar siendo arrojados sin el tratamiento adecuado.

De acuerdo a la denuncia radicada ante la UFIMA (Unidad Fiscal de Investigación sobre Medio Ambiente), esta empresa que controla en el país nueve plantas -la mayoría de ellas en el AMBA donde hoy se concentra el mayor porcentaje de contagios por coronavirus- no estaría realizando un tratamiento adecuado de los residuos patogénicos, incluso de los residuos hospitalarios de pacientes con COVID-19.

La ONG, presidida por el Dr. Mario Capparelli, alega que los hornos de las compañías Tri Eco, Recovering y Stericycle Argentina ubicadas en Dock Sud, Campana y Marcos Paz, respectivamente, no funcionan desde hace años (2006). Y que si lo hicieron, fue sólo al conocerse la denuncia y por un corto lapso.

Lo curioso es que las empresas emiten certificados de destrucción por incineración. Pero si los hornos no se ponen en marcha, el destino de esos residuos es incierto, y los mismos podrían terminar en basureros clandestinos que contaminan a comunidades enteras. “Alcanza con pedir las facturas de gas de los últimos 5 años, de los que surgirán consumos mínimos incompatibles con los residuos que dicen tratar”, explica la denuncia.

Stericycle, valuada en la bolsa de Nueva York en varios millones de dólares, tuvo un crecimiento exponencial en el país y en el mundo, en paralelo a numerosas denuncias en su país de origen por prácticas monopólicas o abuso en las facturaciones, así como por diseminar un brote de tuberculosis. En Argentina tendría un comportamiento similar al mantener un control preciso sobre precios y cantidades que los hospitales tienen que pagar por sus servicios.

Existe en la actualidad un sumario investigativo de la SEC (Security Exchange Commission) por prácticas corruptas en países del extranjero, cubriendo sus operaciones en Argentina y Brasil.

Asimismo la multinacional recibió una multa del Departamento de Ecología del Estado de $ 1.9 millones por el incendio de su planta de desechos peligrosos de Tacoma, en 2018.

En el control del mercado este pulpo multinacional tiene su similar europeo en cuanto a objetivos y prácticas en el país. Cabe recordar el incendio en octubre de 2019 de la planta Braunco en una zona residencial de la localidad de Benavídez, que fuera adquirida por Veolia. Allí tuvieron que trabajar más de un centenar de dotaciones de bomberos mientras volaban tambores de metal por el aire. Con la misma razón social opera otra planta en El Talar, dedicada a la recuperación de materiales y desechos no metálicos.

De este modo a través de las empresas que controlan en el país, están en posición de fijar los precios (y más aún en el actual estado de emergencia sanitaria) golpeando las finanzas de los hospitales, tanto públicos como privados, sin que se pueda establecer que tratamiento real dan a los residuos patogénicos, o si estos terminan afectando a la población en basureros clandestinos. Más aún si como sostiene la denuncia, las citadas “falsean descaradamente sus trazabilidades”.

Entonces el precio es alto, pero el costo sanitario y ambiental puede llegar a ser incalculable. Quizá a partir de esta investigación se puedan obtener dos variables positivas: por un lado que estas tratadoras de residuos se encuadren a las normativas vigentes, y por el otro, quizá estemos ante un avance de magnitud cuando se conozca la tecnología que estas compañías habrían desarrollado para incinerar residuos sin utilizar el gas necesario para encender sus hornos.

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