¿Cuál es la situación del ciervo de los pantanos?
Por Sabrina García y Manuela Herrera
La especie es Monumento Natural de la Provincia. Sin embargo, la caza furtiva es la principal acción depredadora que ubica al ciervo de los pantanos en el listado de “peligro de extinción” en nuestro país y como “vulnerable” en el Libro Rojo de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Cuál es la ley vigente de protección y por qué es tan difícil el control.
Su nombre científico es Blastocerus Dichotomus pero es conocido popularmente como Ciervo de los Pantanos. Se trata de una especie autóctona de nuestro país y es el cérvido (mamíferos rumiantes) más grande de Sudamérica.
En Argentina se lo puede encontrar desde el sur de Misiones hasta el nordeste de Buenos Aires. A nivel internacional se encuentra categorizado como “vulnerable” en el Libro Rojo de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN, 2000) y en nuestro país como en “peligro de extinción” (Res. 1030/04 MAyDS).
Es una de las especies amenazadas de nuestro país producto de la destrucción de su ambiente, la fauna furtiva, los ataques de perros y las enfermedades del ganado. Pese a haber sido declarado Monumento Natural en las Provincias de Chaco, Corrientes y Buenos Aires, la destrucción de su especie es cada vez mayor.
Según el Ministerio de Ambiente de la Nación, el mercado del comercio ilegal de vida silvestre genera entre 15 y 20 mil millones de dólares al año. Es el cuarto comercio ilegal mundial después de delitos relacionados a la venta de drogas, la falsificación y el tráfico de personas.
En la Provincia de Buenos Aires, al ciervo de los pantanos se lo puede encontrar en el Delta del Paraná, una región de insular que cuenta con una extensión aproximada de 300.000 hectáreas (en constante modificación), atravesada por 350 cursos de agua. De aquella superficie, 950km2 corresponden al partido de San Fernando.
Proyecto Pantano: compromiso con la especie
Proyecto Pantano es una organización que está integrada por diversos profesionales que busca generar información científica para “sustentar medidas de conservación que favorezcan al ciervo y su hábitat”. Javier Pereira, investigador del CONICET y director general de Proyecto Pantano, destaca: “El principal problema que tiene hoy el ciervo de los pantanos en el Delta es justamente la cacería furtiva. Estamos teniendo datos prácticamente semanales de animales muertos, lo más grave es que, como se trata de una actividad ilegal, las informaciones que llegan son de muy baja proporción con lo que ocurre en la realidad”.
Pereira agrega que el avance de la caza furtiva se complejiza cuando los ciervos que cazan son hembras dado que se limita la posibilidad de que mediante las crías se pueda conservar la continuidad de la especie.
“El problema es que por estos niveles de mortalidad muy elevados, hay un riesgo bastante probable de que la población se vea afectada en el largo plazo. Va a haber menos crías, menos animales contribuyendo reproductivamente a la población”, afirma Pereira.
Normativa y controles
En marzo del 2021 se llevó a cabo un operativo encabezado por la Policía Federal y Personal del Municipio de San Fernando en donde detuvieron a un cazador furtivo que tenía en su poder más de 700 kilos de carne de ciervo de los pantanos para ser vendido en el mercado ilegal. El cazador fue procesado y condenado. Lo más irrisorio de la condena es que el monto que la justicia lo sentenció a pagar al imputado fue de 10.000 pesos, menos de lo que se gastó en la nafta de la lancha que se usó en el operativo.
El caso mencionado fue citado por la diputada nacional, Alicia Aparicio, durante la presentación de la modificación de la Ley 22.421 de Conservación de Fauna. “Proponemos un endurecimiento de las penas y un sistema de multas actualizables de manera automática que tutele y reconozca a los animales como persona no humana, sintientes y con derecho ante la ley conforme la jurisprudencia”, destacó la diputada nacional.
Por su parte, desde Proyecto Pantano también entienden que es fundamental el control. “El Ministerio de Ambiente de la Provincia de Buenos Aires tienen la obligación legal de conservar el ciervo de los pantanos y utilizar todas las herramientas que tengan a su alcance para darle la protección adecuada a esta especie. Y hoy eso no está ocurriendo. Hay un solo guardaparque que no tiene los medios para poder ir al Delta, básicamente no tiene vehículo, con lo cual no puede hacer sus tareas de control”, indicó Javier Pereira y añadió: “Hay una ausencia bastante notable del Estado porque no hay control. Si lográramos mejorar eso, sería un avance fundamental”.
El Comité Científico-Técnico Ciervo de Los Pantanos es un programa de articulación constituido por miembros de entidades públicas y privadas, liderado por el Ministerio de Ambiente de la Provincia de Buenos Aires, especialistas de INTA, CONICET, Fundación Temaikén, Asociación para la Conservación y Estudio de la Naturaleza, Reserva Natural Otamendi (APN), Reserva de Biosfera Delta del Paraná (MAB-UNESCO), Arauco Argentina. Desde esta organización se trabaja en el rescate de animales heridos, se brinda atención médica, internación, recuperación y reinserción al hábitat natural.
“Desde la sociedad civil hay distintas entidades trabajando bastante fuerte: se trabaja desde Fundación Temaikén, trabajamos nosotros desde el Proyecto Pantano, hay varios lugares que estamos tratando de hacer todo lo posible para mejorarlo. El Parque Nacional tiene un muy buen trabajo de conservación y de comunicación”, opinó el presidente de Proyecto Pantano.
Cada vez que se encuentra a un ciervo herido, tras la atención médica pertinente y la recuperación en un centro especializado, se le coloca al animal un collar que permite recibir información que luego se procesa para conocer el comportamiento de la especie y tener un registro de los mismo. “Nosotros nos apoyamos mucho en la tecnología. Trabajamos para conocer la cantidad de ciervos de los pantanos que hay en el Delta. Ese es un dato importantísimo porque a partir de ahí se puede empezar a monitorear y mejorar el manejo de la especie”.
El uso de tecnología implica la incorporación de collares, drones de sobrevuelo y la creación de “corredores de dispersión”. “Tenemos tres núcleos de ciervo de los pantanos que están más o menos desconectados. Un grupo vive cerca de lo que es la Ruta 12, en Campana, frente al Parque Nacional de Ciervos de los Pantanos. Otro como núcleo vive más contra el Río de la Plata y el tercero vive en el Delta de Entre Ríos. Todo eso conforma lo que se llama una sola población. Pero funcionan como tres grupos distintos que casi no se conectan entre ellos. Eso hace que al ser pocos individuos los que se están reproduciendo entre sí, haya problemas genéticos”, explica Pereira.
Y agrega: “A partir de la información que obtuvimos con el trabajo con radio collares sabemos cómo se mueven los animales, sabemos que ellos prefieren moverse por predios que son forestales y no por predios que son ganaderos, entonces lo que empezamos a hacer es trabajar con los productores forestales que están en esos lugares intermedios para generar condiciones para que ahí haya ciervos de pantanos. Entonces los ciervos de los pantanos que vienen de Entre Ríos intentan bajar, encuentran una zona segura para pasar por ahí y venir acá a la zona de Campana y de esa manera empezamos a generar conectividad entre los dos núcleos”.
Esa acción de implementar tecnología para la investigación les permitió conocer las poblaciones y las condiciones para que los ciervos de los pantanos habiten la zona. La decisión de trabajar con los pobladores para promover zonas seguras para la especie es lo que ellos llaman ‘corredores de dispersión’.
Pero para que esos corredores sean eficaces es necesario contar con medidas por parte del Estado que garanticen que en el recorrido de esos ciervos no se generen zonas grises en donde, ante la falta de controles, se realice la caza ilegal. “Hay predios forestales donde no quieren tener ciervos o no les importa entonces permiten la cacería ahí adentro o no lo controlan. Entonces cualquier ciervo que viene bajando desde Entre Ríos tratando de llegar a este lugar muere en el camino y esa genética, que trae ese ciervo, no termina de llegar”, señala Pereira.
Los desafíos de garantizar la especie
En el Bajo Delta del Paraná (provincia de Buenos Aires y Entre Ríos) el ciervo de los pantanos se encuentra en “peligro”. A fines de la década del ’90 se calculaba que en el delta bonaerense había una población estimada de 500 ciervos. A partir de allí comenzaron a llevarse a cabo iniciativas que, entre otras cosas, promovieron la protección de la especie.
Una de ella fue la llevada a cabo por el Municipio de San Fernando en donde presentó la carpeta para que el delta de San Fernando sea declarada Reserva de Biosfera por la UNESCO. Hito que se alcanzó en el año 2000 y que tiene por objetivo “proteger la biodiversidad de la mencionada ecorregión y contribuir al desarrollo regional fundamentalmente a través de la producción de bienes y servicios, como por ejemplo aquellos recursos naturales de valor turístico. Asimismo, se procura el apoyo a las comunidades, conservando su patrimonio cultural”.
Se trata de 950km2 de extensión geográfica dividida en tres zonas: Zona Núcleo en donde las actividades son más limitadas por ser la zona de mayor protección dentro de la reserva; Zona de Amortiguación en donde se permiten diversas actividades productivas, predominando aquellas relacionadas con los servicios turísticos, forestación a baja escala, pesca artesanal, y producción de mimbre; y la Zona de Transición, que autoriza actividades del tipo más intensivo, como la silvicultura, forestación, ganadería, entre otras.
En el año 2018 en la zona de Campara se creó el Parque Nacional Ciervo de los Pantanos a través de la ley 27.426. “Podemos considerar que es uno de los últimos refugios para la especie en la zona, junto -y esto es importante- con la zona del Delta del Paraná, la zona de Buenos Aires y Entre Ríos, que es donde se pueden ver ciervos con más presencia”, explicó Luis Paupy, técnico profesional del departamento de Conservación del Parque Nacional Ciervo de los Pantanos.
En cuanto a la cantidad de individuos de esta especie, Paupy reconoce que se desconoce el dato, pero asegura que con la creación del Parque Nacional tienen “registros de su presencia con mayor frecuencia”, información que comprueban mediante “las recorridas que realizan los guardaparques dentro del área protegida”.
El desafío de proteger la especie no sólo reside en sancionar el proyecto de ley presentado por la diputada Alicia Aparicio para endurecer las penas y fortalecer el control del Estado en cuanto a la protección de esos ‘corredores de dispersión’ promovidos por Proyecto Pantano. También es posible pensar en reinsertar la especie como se ha realizado con el yaguareté en los Esteros del Iberá en Misiones.
Proyecto rewilding: la estrategia de conservación
En este último punto, el 30 de junio pasado tomó conocimiento público un conflicto en relación a la reinserción de la especie promovida por La Fundación Rewilding. Federico Granato, presidente de la Administración Nacional de Parques Nacionales, presentó su renuncia al cargo tras haber sido cuestionado por el Ministro de Ambiente de Nación, Juan Cabandié, por haber avanzado sin su participación en acuerdos de interés directo para la embajada de Estados Unidos en nuestro país. A la vez, Cabandié reclamó a Parques que revierta la medida de frenar el proyecto de la Fundación Rewilding.
La Dirección Nacional de Conservación de Parques Nacionales declaró “inviable” el proyecto de reintroducción del ciervo de los pantanos en el Parque Nacional El Impenetrable (PNI, Chaco), que presentó la Fundación Rewilding, bajo el argumento de que la iniciativa “implica riesgos y potenciales impactos negativos para la salud pública y de los ecosistemas naturales de las áreas protegidas implicadas, los que deben ser evaluados y analizados en profundidad”, según consta en los fundamentos de la disposición firmada el viernes 30 de junio.
El conflicto llevó al presidente del Parques Nacionales a presentar su renuncia (la cual fue rechazada) y a la designación de un nuevo intendente del Parque Nacional Ciervo de los Pantanos. El funcionario que asumió el nuevo cargo pidió “tiempo” para dar una nota sobre el tema porque “recién llego” al cargo.
Lo cierto es que Javier Pereira, de Proyecto Pantano, aseguró que no hay diferencias “de tipo externo, ni morfológica” y sostuvo que si un especialista “ve un ciervo de los pantanos, no sabe de dónde es porque casualmente porque son iguales”. La diferencia radica en las células de esos ciervos y su genética.
“Cuando vos cortás algo en dos grupos distintos, algunos genes que están en un grupo o algunos genes que están en el otro se empiezan a perder. Esa separación se va produciendo a partir del aislamiento”, explicó Pereira.
“Nosotros hicimos el estudio a nivel de toda la distribución del ciervo de los pantanos, desde el sur de Brasil, Perú, Bolivia, Paraguay y toda la Argentina hasta el Delta del Paraná. Antes era todo un continuo que permitía que los individuos se muevan por todos lados y en ese paisaje seguramente la distribución de la diversidad genética era medio homogénea, pero desde la llegada del español se modificó todo”, añadió Pereira.
La investigación llevada a cabo por Proyecto Pantano estableció que “la población del Delta del Paraná tiene la composición genética más distinta de todo el resto de las poblaciones que hay en América”. Es decir, el resto de las poblaciones son parecidas entre sí. “Posiblemente esa diferencia genética tiene que ver con el lugar que ocupa, en términos de latitud, en América el Delta del Paraná. Es una población que está sometida a un clima particular, a una vegetación particular, bien distinta a todas las del norte, que hace que se diferencie y quede hoy como algo muy específico y muy único. Por eso es tan importante conservar esta población”, completó Pereira.
Dado que el ciervo de los pantanos es una de las “especies paraguas” que protege a otras que habitan en su hábitat, resulta estratégica su conservación para garantizar la existencia del mayor número de especies posibles y el correcto funcionamiento de las cadenas tróficas.
En nuestro país existen experiencias exitosas de “rewilding” o “reasilvestramiento” que permitieron, por ejemplo, la reintroducción del yaguareté en los Esteros del Iberá, especie que había sido extinguida y que a partir de esta iniciativa volvió a ocupar esta zona. En este sentido, resulta fundamental salvar las diferencias que se originaron con el proyecto de reinserción del ciervo de los pantanos para avanzar en la repoblación de la especie.
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