Gestión digital del arbolado urbano: un proyecto piloto para ciudades más verdes

by Sabrina Garcia | 6 de noviembre de 2024 8:38 AM

Por Elisabeth Arnold y Ángeles Scetta

¿Sabías que los árboles urbanos tienen múltiples beneficios? No sólo nos facilitan los días calurosos en la ciudad gracias a la sombra que proporcionan, sino que también limpian y refrescan el aire. Además, crean zonas de recreo, favorecen la salud física y mental y reducen el riesgo de desastres medioambientales. Por lo tanto, aportan beneficios climáticos, sociales y económicos, contribuyendo significativamente a la calidad de vida en nuestras ciudades.

Los árboles urbanos son más importantes que nunca en tiempos del cambio climático. Por eso es esencial fomentar su cuidado y conservación para que nuestras ciudades sean más sostenibles, habitables y resilientes. A pesar de los muchos efectos positivos, la superficie urbana arbolada está disminuyendo globalmente. Según un estudio científico publicado en Urban Forestry & Urban Greening, entre 2012 y 2017, se perdió anualmente una superficie de 40,000 hectáreas/100,000 acres (o aproximadamente 40,000 canchas de futbol) de arbolado dentro de zonas urbanas. Esta pérdida subraya la necesidad de monitorear las poblaciones arbóreas, sobre todo en las zonas urbanas, para entender la situación actual y poder reaccionar en consecuencia.

Dos preguntas claves que deben ser atendidas a través de la gestión de arbolado:

1. ¿Dónde estamos en este momento? Conocer el statu quo constituye la base para cualquier acción presente y futura. Un buen inventario de arbolado, actualizado y con el mantenimiento adecuado, facilita la toma de decisiones basadas en evidencia, y permite observar evoluciones y tendencias, y extraer conclusiones informadas.

2. ¿Hacia dónde queremos ir? Una vez aclarada la situación actual, es posible mirar al futuro y definir mejor las visiones, identificar el potencial de sus servicios ambientales y planificar los pasos necesarios. Se trata de tomar decisiones estratégicas que orienten a la población arbórea en la dirección deseada y la ajusten a tiempo según las necesidades. El monitoreo del arbolado a lo largo del tiempo permite evaluar el impacto y retroalimentar constantemente las decisiones tomadas, informando para una gestión adaptativa del arbolado urbano.

Un punto de partida posible es el desarrollo de un sistema de gestión digital del arbolado urbano, que incluya un catastro geo-referenciado de los árboles con toda la información asociada. Esto permite mantener actualizado el statu quo y es, por tanto, una herramienta importante para la planificación y monitoreo de espacios verdes. Además, puede reforzar el aprecio de los ciudadanos por los espacios verdes urbanos, al hacerlos más visibles y proporcionarles mayor atención.

Proyecto piloto en Tandil

Tandil, una ciudad de tamaño mediano (aproximadamente 120.000 habitantes) situada en el centro-este de la provincia de Buenos Aires, Argentina, está desempeñando un papel pionero en el ámbito de la gestión de los árboles. En el marco de un proyecto piloto financiado por el BID y bajo la coordinación del Laboratorio de Ciudades, se enfrenta a un reto al que cada vez se enfrentan más ciudades: la calidad del medio ambiente está disminuyendo y, al mismo tiempo, las islas de calor son cada vez más estresantes para los residentes. Tras un intercambio internacional de experiencias con urbanistas de Graz y Viena (Austria), la ciudad decidió desarrollar un piloto de una herramienta innovadora que les permita aprovechar mejor su potencial verde y mejorar la calidad de vida a largo plazo. Se trata de un sistema digital de gestión de árboles urbanos.

El objetivo del piloto era crear un inventario de árboles e integrarlo después en una plataforma que facilitara al máximo la gestión para la administración municipal, empezando por un área piloto. Para ello, era necesario registrar el estado actual de los árboles dentro del área de estudio, facilitar la actualización de la base de datos y cuantificar y visualizar el beneficio medioambiental del arbolado.

La implementación se llevó a cabo en dos fases. En la primera, se creó la base de datos digital con ayuda de drones e inteligencia artificial. Esta base incluye la localización exacta y la altura de los árboles ubicados en vías de la ciudad, obtenida de manera automatizada. Además, se enriqueció con información de las especies, heridas visibles e interferencias, recopilada a partir de un relevamiento manual realizado por la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN).

En la segunda fase, el mapa se integró en una interfaz digital. Esta plataforma permite tanto visualizar la base de datos como realizar diversos análisis de forma muy sencilla. El siguiente paso será combinar las características y georreferencias de los árboles urbanos con los reclamos de ciudadanos en una única herramienta.

¿Y qué pasa en adelante? La metodología se ha diseñado desde el principio en código abierto, de forma que pueda aplicarse fácilmente a gran escala y replicarse también en otras ciudades. Tras el éxito de la aplicación en una zona seleccionada, el siguiente paso será relevar la población arbórea de las zonas restantes.

Sin embargo, Tandil no será la única ciudad que se beneficie de la herramienta desarrollada. Paramaribo, la capital de Surinam con aproximadamente 240.000 habitantes, está a punto de seguir el ejemplo. El objetivo es ayudar a más ciudades a reconocer su potencial ecológico y dar un paso hacia un desarrollo urbano más sostenible. Por lo tanto, invitamos a otras ciudades de la región a replicar esta iniciativa y aprovechar las ventajas de una gestión eficiente del arbolado urbano.

Fuente: blog BID

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